A quien madruga...
La casa del pastor, cuna de madrid
¿Sabrías decir cuál es el escudo de Madrid en el que aparecen por primera vez representados el oso y el madroño? Si eres fan del Atlético de Madrid pensarás que en el de tu equipo de fútbol... pero no es así, el original se encuentra en el barrio de los Austrias, en la llamada Casa del Pastor.
Los restos de de esta casa se sitúan en un edificio situado bajo el Viaducto de Madrid, en la escalinata de acceso a la Calle Bailén. Cuando en 1588 se abrió la nueva Calle Segovia, ya existía este inmueble, en cuya fachada se adosó la llamada fuente de los Caños viejos de San Pedro, que aún hoy se conserva. En otro de sus muros se colocó, en el siglo XVII, el escudo de armas de la ciudad, el más antiguo que se conserva hoy en la capital.
El nombre de Casa del Pastor encierra una curiosa leyenda. Se dice que el inmueble perteneció a don José, un clérigo cuya vocación era cuidar enfermos. En su dedicación a los mismos contrajo la peste y enfermó. Sabedor de su próxima muerte, decidió repartir sus bienes entre los pobres y solicitó un escribano para hacer testamento. Al morir, se descubrió su última voluntad: "Es mi firme deseo que herede la casa la primera persona que, en el amanecer siguiente a mi muerte, entre en la Villa por la Puerta de la Vega".
Una hora antes del amanecer, el notario y varios testigos aguardaron en el pasadizo de la Puerta de la Vega. El primero en cruzarla fue un pastor con su rebaño. Imaginad su sorpresa cuando los alguaciles le informaron de la tremenda fortuna que, por madrugador, le había acompañado aquella mañana.
Esta casa llegó a ser, durante unos años, sede del Ayuntamiento trashumante de Madrid y Toledo, y en ella se celebró la primera reunión del Ayuntamiento de la Villa. La casa original del siglo XVII fue sustituida por otra que finalmente fue derribada a mediados del siglo XX, a pesar de lo cual ha conservado este escudo, un altorrelieve tallado en piedra que contiene el oso rampante y el madroño propios de Madrid, rematado con una corona.
A pesar de que existen otros osos y madroños más famosos en la capital, los originales pasan desapercibidos en este encantador rinconcito de Madrid, alejados de los tumultos y los flashes de los turistas, disfrutando de un merecido retiro.